Todos los seres humanos experimentamos emoción, es un estado en el que nos encontramos, por lo que podemos decir que "vivimos en las emociones". Los estados emocionales nos motivan a realizar acciones y además son intransferibles, podemos poner en palabras lo que sentimos, sin embargo, no podemos hacer que el otro sienta lo que nosotros. Al hablar del mundo emocional de las personas con síndrome de Down es común escuchar calificativos como "amorosos", "muy expresivos", "siempre felices", "muy afectuosos" "tiernos"; es un hecho que podemos encontrar este tipo de caracteristicas en ellos, pero también encontramos momentos de enojo, tristeza, rabia, rechazo, miedo, personalidades introvertidas, reflexivas, tímidas. Citando a Emilio Ruíz Rodríguez, las personas con síndrome de Down tienen una vida emocional tan rica como las demás. Para quienes no tenemos síndrome de Down, en ocasiones la intervención del intelecto intenta "explicar" lo que sentimos, "racionalizar" el sentimiento, algo por definición imposible. Podemos suponer que las personas con síndrome de Down, menos influidas por el intelecto, distorsionan en menor medida sus emociones y en muchos casos las experimentan con mayor intensidad. Debido a su discapacidad intelectual, los individuos con síndrome de Down también presentan ciertas dificultades a la hora de reconocer y gestionar sus emociones, y con ello las relaciones interpersonales, entre ellas podemos nombrar:
Estas dificultades pueden aminorarse si desde pequeños introducimos a los niños con síndrome de Down a una educación emocional. El objetivo no es cambiar la vivencia de sus sentimientos, sino enseñarlos a mejorar la expresión de ellos, aumentar el conocimiento de las propias emociones y las de otros, enriqueciendo las relaciones interpersonales y aumentando la satisfacción personal. ¡Educar las emociones se vuelve un trabajo de todos los días! Taller de emociones para padres.Dentro de nuestros talleres de Educación emocional desarrollados a partir del programa EMOCIONA-DOWN, uno de los objetivos es proporcionar herramientas a las familias para ser buenos mediadores emocionales. Esta semana se realizaron sesiones con los padres de familia, en las que se trabajó el autoconocimiento y expresión emocional, la empatía, así como la reflexión y el planteamiento de sueños y acciones para mejorar su vida. La tarea de educar las emociones implica estar bien con uno mismo, gestionar primero mis emociones y relaciones para poder ser un buen modelo para la persona con síndrome de Down.
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